TINDER, CHICO #1: EL YOGURÍN

“Nope, Nope, Nope, Nope, Like, Nope, Nope”.
DespuéYoguríns de muchos “NO”, [un día tendré que hablar de las fotos que publican los tíos, porque si las mujeres van de morritos (la mayoría) y de selfie en el baño, los hombres tampoco son muy finos!] aparece el chico number 1 (lo llamaremos así, dicho también el niño).

27 años, un  yogurín (demasiado pequeño, tenía que haberme dado cuenta, de hecho luego cambié los parámetros… menos de 30 NI HABLAR!). Mallorquín.
Después de un día y medio chateando, quedamos. Propongo “ir a hacer la compra”. Era el 24 de diciembre… yo necesitaba comida, tenía que sobrevivir los días de Navidad, y si quería verme, pues se tenía que apañar! Eso de la compra es perfecto… si hay momentos muertos en la conversación, siempre puedes decir: “Necesito cereales!” O lo que te surja en ese momento.
Primera cita: OK. Al final el chico se portó bien, hasta me llevó las bolsas a casa.
Quedamos más veces. Miramos partidos, pelis, hasta llegué a pasear también su perra y llegó el día del beso… y desde allí se estropeó todo. ¿Por qué?
¿Qué ibais a contestar a un: “y si te quedas embarazada?” Me quedé petrificada.
Pero le doy una posibilidad más… un día después del trabajo le llamo, para charlar y pasar el rato mientras me voy a casa…
Y ¿qué te suelta el niño?
“No me llames porque mi madre es muy cotilla y no sé mentir”.
Pero… ¿de qué vamos? ¿Cuántos años tenemos?
Como podéis imaginar duró el tiempo de las vacaciones de Navidad. El 6 de enero la Epifanía llegó a mí y… NEXT!

 

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